Hace 115 años atrás, más precisamente el 13 de enero de 1907, en una casa ubicada en calle San Martín (donde hoy se encuentra la Mutual de la entidad), un grupo de jóvenes entusiastas fundaba el Club Atlético Argentino de Rafaela, que a partir del 3 de mayo de 1915 pasó a llamarse Club Atlético de Rafaela y finalmente el 1 de abril de 1988 cambió de denominación, definitivamente, a Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela.
El acta que inició todo
El día trece de enero del año mil novecientos siete, se desarrolló la Asamblea General que tuvo la misión de fundar un club Atlético para dedicarse al juego del Foot Ball. A las 17 horas se abrió la sesión, bajo la presidencia de Atilio Brambilla y se votó la conformación de la Comisión Directiva que debía presidir dicha sociedad. La misma quedó formada de la siguiente manera: Eduardo Ripamonti (presidente), José Scossirolli (vicepresidente) Atilio Brambilla (secretario), Virgilio Fanti (prosecretario), Alberto Santucci (tesorero), Máximo Ghioni (hijo) y Ramón Febrer (consejeros vocales), Antonio Vivanco (presidente honorario), Bruno E. Zaballa (consejero honorario), y José Dardati y Enrique Riondet (vocales suplentes).
De común acuerdo se dio poderes amplios a esta Comisión para que llevase a cabo todos aquellos trabajos que fueran convenientes para la buena marcha de la sociedad, como ser: formación del Estatuto y Reglamentos, formación de Field, etc.
La primera carrera de las 500 Millas
En un circuito de caminos vecinales, ubicados a 2.000 metros al oeste de la hoy Ruta 34, en la prolongación del bulevar Roca, 29 autos tuvieron cita el 6 de junio de 1926 a la 7 de la mañana para disputar una carrera que tuvo a 40 mil personas esperando en la largada.
El trazado era de unos 37 Km. y debía ser recorrido en 21 oportunidades, con el fin de asemejarse lo más posible a las 500 Millas en Indianápolis.
La competencia se volvió dramática a las 2 horas de carrera, cuando estalló un temporal que llenó de lluvia y barro el circuito. El líder en ese momento era Domingo Bucci, quien se mantuvo en esa posición hasta que llegó la suspensión. El reloj marcaba 2 horas, 15 minutos y 1 segundo de carrera.
Los competidores recibieron la bandera a cuadros por lo que no debió considerarse suspensión sino finalización de la competencia, con el triunfo de Bucci con un tiempo de 2hs 15′ 01″. Así concluyó la primera parte del espectáculo, al cual asistieron miles de personas que se hospedaron en todo tipo de lugares: casas, bares, cines, galpones de campo y también bajo los árboles de la plaza y las veredas. Más allá de que el clima opacó un poco el evento, el público en general pudo disfrutar de experiencias inolvidables.
Tras varias semanas de intentos fallidos y postergaciones, el 29 de agosto de 1926 se largaron nuevamente las 500 Millas Argentinas. Solamente compitieron 12 coches. Transcurridas las 13 horas, el piloto del coche Nº 10, Raúl Riganti, cumplió las 21 vueltas del circuito, recorriendo las 500 millas en 6 horas 20′ 25″, con un promedio de 126,925 km/h. De esta manera superó el promedio de 116 km/h alcanzado por Dutruel en 1925.
Clasificación final: 1° Raúl Riganti (Hudson ) 6hs 20′ 23″; 2° Ernesto Blanco (R.E.O ) 6hs 46′ 41″; 3° Emilo Karstulovic (Auburn) 9hs 03′ 48″.
El estreno del Óvalo
El 2 de agosto de 1953 con una carrera de Turismo Carretera, se inauguró el nuevo circuito, donde una de las grandes figuras del deporte nacional vio aclamado su nombre como indiscutido vencedor: Juan Gálvez.
Recorridas las 15 vueltas, el piloto anteriormente mencionado aseguró su posición, que solamente podía ceder si sufría algún inconveniente mecánico.
La construcción del Monumental
El campo de juego, orientado de Norte a Sur, tenía que ser remodelado para que se puedan construir las tribunas de cemento. De esta manera nació la actual fisonomía del estadio, puesto de Este a Oeste, con un arco sobre calle Urquiza y el otro sobre calle Víctor Manuel, con la figura del frontón cubierto como parte de la escenografía desde ya hacía una década.
Una vez que contó con el campo de juego, se empezó a construir la tribuna de cemento que cubre el lateral norte del estadio y que da espaldas al Colegio Normal. Luego de mucho tiempo de trabajo se concluyó esa enorme obra y se realizó también la cancha de básquetbol, orientada de la misma forma que la de fútbol y ubicada sobre calle Dentesano. Se le construyó además, una tribuna de cemento.
Finalmente, la obra se estrenó el 10 de octubre de 1953, con actos que se estiraron hasta el día 12, cuando Atlético se midió ante Platense después de la actuación del Liceo General Belgrano de Santa Fe. El partido amistoso que estrenó el Monumental fue vibrante y lo tuvo como vencedor al equipo de Buenos Aires, que se impuso a la Crema 5 a 3.
Las 300 Indy
La consigna era traer Indianápolis a Rafaela, algo que parecía casi imposible de lograr. No obstante, a la ilusión se le sumó trabajo, esfuerzo, perseverancia.
Con tratativas comenzadas en 1970, Clarence Kagle, el supervisor del trabajo, dio el visto bueno para que, en el renovado Autódromo de Rafaela se puedan disputar las 300 Indy.
El costo de la competencia fue de 90.000 dólares más el traslado de delegación compuesta por 137 personas, monto que se tuvo que depositar en el Banco Nacional de Indianápolis en el mes de enero de 1971.
A las 15.25 horas del domingo 28 de febrero de 1971, el propietario del legendario autódromo de Indianápolis, Tony Ullman, tomó el micrófono y en un confuso castellano dio la conocida orden de apenas seis palabras: «Señores, pongan en marcha sus motores». Inmediatamente después, el aire quedó prendido con el rugir de casi 20.000 HP y la escena pareció escapada de la pista de Indiana.
El cemento comenzó a vibrar y el corazón de los espectadores se aceleró. Fue un momento inolvidable para los presentes, una sensación que nunca olvidarán. Transcurrido el tiempo reglamentario la bandera a cuadros cayó sobre el ganador, Al Unser, quien tripulaba un poderoso Colt-Ford, con turbo compresor y 700 HP de potencia.
Otro hecho histórico que quedó para Rafaela fue el promedio más alto realizado en cualquier circuito del mundo: la vuelta record a 278,861 km/h, lograda en las pruebas de clasificación por Lloyd Ruby con el Mongoose- Ford Nº 12.
La llegada al Nacional B
En mayo de 1989, Atlético partió al Norte del país para jugar la vuelta de la final del «Torneo del Interior» frente a Atlético Ledesma de Libertador General San Martín, sabiendo que era superior a su rival y que tenía la ventaja de haber ganado la ida por 3 a 1. En aquella jornada, la Crema mostró todo su potencial de juego, vapuleó al equipo jujeño por 3 a 0 y llegó al profesionalismo.
Atlético formó con: Marino; Fertonani, Querini, Levrino, Berzero; Bernasconi, Alfaro, López; Giordano (Poelman), Fuentes y M. Riberi (R. Cesar).
Una absurda reválida
Una campaña muy negativa en el torneo de 1991-92 donde Atlético culminó en el puesto Nº 18 y una absurda decisión reglamentaria obligaron al equipo a tener que revalidar la plaza que tenía en el Nacional B, frente al último campeón de la liga local, y en este caso no era otro que el clásico rival, 9 de Julio.
La tarde del 8 de junio de 1992, en el estadio Monumental, Atlético salió a definir el pleito lo más rápido posible, y así fue. A los 13 minutos, Horacio Rafael Puchetta marcó el único gol que tendría el partido. Fue el clásico más importante en la existencia de «cremosos» y «leones», y lo ganó Atlético que con total justicia siguió en el Nacional B.
El sueño de la Primera División
El 7 de diciembre de 2002, Atlético consiguió consagrarse campeón del Apertura 2002-2003 de la Primera B Nacional tras derrotar en Rafaela 2 a 0 a San Martín de Mendoza con tantos de Fabricio Sánchez (de penal) y Rubén Darío Forestello (actual entrenador de la Primera División).
Ante el mismo rival, pero en condición de visitante, la Crema repitió el logro ante la presencia de más de 2.000 rafaelinos. De esta manera, el conjunto dirigido por Oscar «Cachín» Blanco escribió su página más gloriosa al pie de la Cordillera de Los Andes, donde obtuvo el ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino.
La Fiesta del Centenario
El sábado 13 de enero de 2007 Atlético celebró sus 100 años. El festejo oficial fue pactado para la noche y a pesar de que las condiciones climáticas no quisieron acompañar, miles de hinchas de la Crema se reunieron en el «Monumental» para vivir un hecho histórico para el club.
Aquella noche hubo horas de recuerdos y reconocimientos, discursos, cánticos, marchas, música, artistas, ilustres nombres y más nombres, cientos de jóvenes y viejos deportistas, cientos de jóvenes y viejos dirigentes, todos de alguna manera estuvieron presentes. El momento más explosivo de la noche se escuchó cuando la imagen del inolvidable Lucio Casarín apareció en las cuatro pantallas gigantes montadas en el estadio.
Todas las disciplinas deportivas tuvieron su momento para desfilar por la alfombra roja y caminar hacia el gran escenario para evocar las pequeñas y grandes conquistas, pero el fútbol y el automovilismo dejaron en claro cuáles fueron y son las columnas principales sobre las que se edificó esta enorme y brillante historia de un siglo.
El regreso arrollador a Primera
Después de una temporada inolvidable bajo el mando de Carlos Trullet, el 21 de mayo de 2011, Atlético retornó a la máxima categoría del fútbol argentino, a falta de cuatro fechas, tras vencer 2 a 0 a Atlético Tucumán con tantos de Oscar Carniello y Alexis Nicolás Castro.
Dos fechas después, el sábado 4 de junio, el Celeste se consagró campeón de la temporada 2010/11 de la Primera B Nacional al superar 1 a 0 a Unión de Santa Fe en el estadio «15 de Abril». El autor del gol de la consagración fue Lucas Bovaglio, de penal.
Tras varios años en la máxima categoría, la Crema descendió y desde ese momento se encuentra con la meta de retornar. En la actualidad, el plantel profesional comandado por Rubén Darío Forestello inició con la pretemporada con vistas al próximo torneo de Primera Nacional.